(VI) Cambio de planes
Salimos de la pista y comenzamos a avanzar lentamente hasta la plataforma, noté que uno de los pilotos salía de la cabina y se acercaba rápidamente al Comandante Continental y luego al Senador, algo les dijo al oído y volvió nuevamente a su puesto.
El Comandante me miró seriamente unos instantes y volvió su vista hacia adelante.
Algo pasaba, notaba el nerviosismo, una pequeña reunión se formó en la parte delantera de la cabina y un hombre joven sacó un arma que revisó y gatilló apuntándola hacia abajo.
“Dios mío…”, fue lo único que pude decirme, temí por mi vida y mis ojos buscaban desesperadamente al Senador, era la única persona que conocía ahí y quería saber que me pasaría.
La conversación se transformó en una pequeña discusión, el Senador y el Comandante se sumaron a ella acompañados por otros dos hombres que extrajeron cada uno sus armas que también revisaron y prepararon para algo.
Alguien se asomó a una ventana, buscaba algo atentamente y dirigiéndose al grupo les dijo “¡Ahí está!”…
El Comandante hizo unas rápidas señas a los hombres armados y cada uno de ellos más otros tres que se sumaron quedaron franqueando las puertas de acceso a la aeronave.
El Senador me miró y se acercó nuevamente a mí.
-“Sr. Benítez, guarde la calma, esto va a terminar en unos minutos.”
-“¿Es por mí, qué pasa?”
-“No, guarde la calma. Usted no se encuentra en este vuelo. Tenemos un pequeño problema con el FBI, informaron por radio que quieren abordar el avión y revisar la lista de pasajeros.”
-“¿Tienen problemas con el FBI?”
-“Se podría decir que no. Evidentemente no es una investigación de ese departamento, alguien hizo una denuncia falsa, aparentemente, y los agentes que están esperando para ingresar son impostores, o es lo que parece.”
-“¿Qué debo hacer?”
-“Por el momento nada, si esto pasa a mayores baje su cabeza y siga las instrucciones del primero de nosotros que se acerque a Usted, ¿está claro?”
-“Si… ¿van a matar a alguien?”
-“Intentaremos no hacerlo. Pero si alguien atenta contra alguien en este vuelo tenemos que defendernos. Quédese aquí.”
-“¿No puede despegar de nuevo, rápidamente?”
-“Que más quisiéramos, pero no podemos hacerlo, ya le expliqué. Guarde la calma y quédese aquí.”
El Senador avanzó nuevamente a la parte delantera de la cabina. En un momento determinado casi todos volvieron a sus asientos menos los hombres armados.
Una asistente de vuelo abrió una de las puertas y dos hombres ingresaron en la aeronave. Nos miraron y fijaron sus ojos en las armas que portaban los guardaespaldas.
La tensa calma dio lugar a una conversación entre el Comandante Continental y los dos agentes que acababan de ingresar.
El Comandante mostró unas credenciales, uno de los agentes movió su cabeza negativamente y le pasó los documentos a su compañero.
Los tres hombres se miraron unos segundos, unos eternos segundos.
Un agente hizo un rápido movimiento, pienso que para extraer su arma, demasiado tarde, ya tenía un guardaespaldas apuntándole a la cabeza mientras su compañero era inmovilizado.
El Comandante recuperó sus documentos y les dijo algo en el oído a los dos agentes. Fueron algunos minutos en que les comunicó algo. Nunca sabré que les dijo, pero los agentes se veían asustados.
Salieron del avión. Parecía que todo volvía a la normalidad.
-“Cambio de planes, Sr. Benítez. Volamos a La Guardia. Ahí tomará su vuelo a su país.”
-“¿Qué pasó?”
-“Una diferencia de ideas, o algo así, esos agentes pensaron que podían ingresar a nuestro avión sin mayores problemas. Se les explicó rápidamente quienes somos y que podemos hacer con el FBI, nombramos algunas personas importantes y problema resuelto, se solucionó todo.”
-“…”
-“De todos modos este aeropuerto es peligroso, no es lo que llamamos un ‘aeropuerto amigo’, así que volaremos a La Guardia, ahí estaremos como en casa. Los pilotos ya están presentando el plan de vuelo, despegaremos en 10 minutos. Tendremos unos momentos más para conversar, así que esto no será tan malo después de todo para Usted. ¿Se asustó?” -me preguntó con una sonrisa en su rostro.
-“Pues, nunca vi tantas armas en mi vida.”
-“Es una operación militar, es normal. Como le dije hay personas muy importantes aquí y no podemos permitir que les pase algo malo. Volveré en unos minutos, alguien aquí decidió hablar con Usted. Será todo un honor.”
-“Gracias, lo espero.”
Nuevamente otro despegue. La tarde estaba dando lugar al anochecer.
La ciudad de Chicago se elevaba luminosa e impresionante en la distancia y el Lago Michigan se veía tranquilo. Miles de espejos en el agua reflejaban los últimos rayos de sol. Me despedía del viaje más corto que hice en mi vida a Chicago. “Me hubiera gustado pasear un poco”, pensé.
Las turbinas se ‘apagaron’ cuando llegamos a nuestra altura de crucero. Si bien seguía siendo extraño para mí, resultaba muy relajante el poder volar de esa forma.
-“Buenas tardes o, buenas noches Sr. Benítez.”
-“Buenas noches, ¿Señor…?”
-“Sabe que no le diré mi nombre, pero sabe quien soy, ¿verdad?”
-“Me dicen que es un Comandante Continental. Pero no tengo idea que es lo que hace.”
-“Estoy acompañando a un integrante del Triunvirato a un viaje a China, a una reunión de alto nivel con el gobierno de ese país.”
-“¿Reunión de alto nivel?”
-“Si, parece que China ‘piensa’ que tiene algún poder de negociación con nuestra organización y vamos a explicarle que deben meterse en sus asuntos y despreocuparse de nosotros y de nuestra tecnología. Será una reunión de 5 minutos. Nada importante.”
-“¿Y cuál es su función específicamente?”
-“Soy comandante de todas las fuerzas militares de La Pirámide en el continente asiático.”
-“¿Es un ejército poderoso el que usted comanda?”
-“No en cantidad. Pero ya sabe que disponemos de buena tecnología. Con 5 naves de mi flota puedo poner de rodillas a cualquier nación, como China, la URSS sería más complicado, necesitaría unas 20, y no las tengo… pero las podríamos trasladar desde otras zonas.”
-“¿A qué debo el gusto de su charla?”
-“No le voy a mentir, tal vez sea aburrimiento. No acostumbro hablar con civiles, pero me informan que Usted es alguien importante, o alguien que conoce de algunos temas que nos incumben.”
-“No lo sé, Usted me dirá.”
-“¿Qué sabe de nuestras aeronaves X?”
-“Bien, algo más que la mayoría de la gente.”
-“Sea más específico por favor, y dígame como averiguó esos datos.”
-“Son aviones construidos en nuestro planeta pero que utilizan tecnología extraterrestre.”
-“¿Qué más?”
-“Ha habido muchas observaciones aquí en Estados Unidos y en la URSS, también, aunque con menos frecuencia, en otros lugares como Inglaterra, Brasil, Australia…”
-“Lo escucho…”
-“¿Dónde aprendió español?”
-“Hablo 5 idiomas a la perfección, lo escucho…”
-“Alcanzan velocidades de 4000 o 5000 km/h en forma casi instantánea. Pueden volar muy alto. Han sido derribados algunos, tres o cuatro. Ahí se observó, por la cabina, que los comandos son para ser usados por seres humanos, pero ni rastro de los pilotos, por lo menos de los derribos que tengo constancia. No sé mucho más…”
-“Y todo eso se lo informó…”
-“No le voy a revelar mis fuentes, lo siento, pero es alguien de alto rango aquí en Estados Unidos.”
-“¿No me lo va a decir?”
-“No, lo siento. No estoy autorizado.”
-“Deje el juego Sr. Benítez. Puedo adivinar el nombre pero… dejaré que mantenga su fuente oculta… por el momento…”
-“Gracias.”
-“¿Sabe que estamos en guerra?”
-“Me lo informó el Senador.”
-“¿Por qué cree que estamos en el bando correcto?”
-“Yo no lo creo, no lo sé, me gustaría creerle, el tiempo me dará esa información.”
-“Estamos en el bando correcto Señor.”
-“Perfecto, el tiempo me lo dirá, y mis investigaciones. ¿Usted ha ido a la Luna?”
-“Y más lejos, si me da el nombre de su fuente puedo contarle a donde…”
-“… seria una gran historia, pero lo lamento…”
-“Bueno, igual no sería tan importante, era curiosidad. ¿Sabe cuánto tiempo me llevó aprender 5 idiomas?”
-“No lo sé… ¿6 años, 7?”
-“10 minutos. Buenas noches Sr. Benítez, ha sido un placer hablar con Usted.”
-“Igualmente.”